viernes, 1 de abril de 2011

Acceso a la educación superior

Acceso a la educación superior


Pamela Díaz-Romero M.

Directora ejecutiva de la Fundación Equitas (ex Fondo Internacional de Becas)

La cobertura de la educación superior ha registrado en los últimos años un importante crecimiento, pasando de 16% en 1990 a 37,5% en 2003, según la encuesta Casen. Aunque durante este período la cobertura se triplicó entre los jóvenes de hogares más pobres -subiendo desde 4,4% a 14,5%- el aumento entre los jóvenes de los hogares más ricos fue mayor, pues pasó de 40,2% a 73,7%. Así, pues, en los últimos 13 años la brecha se amplió de 35,8% a 59,2%.

Un joven del quintil más pobre tiene hoy cinco veces menos posibilidades de entrar a la universidad que otro del quintil más rico. Si creemos que la capacidad y el talento se reparten por igual entre los distintos grupos sociales, debemos asegurar un mínimo de igualdad de oportunidades en el acceso a la educación superior.

En forma creciente, la admisión a las universidades tradicionales se basa en los resultados de la Prueba de Selección Universitaria (PSU). Como prueba estandarizada, se la considera una herramienta más objetiva que las notas de enseñanza media, que no serían confiables porque en muchos casos éstas estarían “infladas”, perjudicando a los egresados de los establecimientos más exigentes.

Aparentemente, centrarse en los puntajes obtenidos en la PSU aseguraría el ingreso de los mejores alumnos. Pero esto no es así.

Para identificar a los estudiantes más talentosos, en forma independiente de su entorno y de la calidad de la educación que recibieron, es indispensable utilizar las notas de enseñanza media. Esto lo reconoce, por ejemplo, la experiencia estadounidense en el estado de Texas, donde quienes finalizan la educación secundaria con calificaciones en el 10% superior de sus respectivos establecimientos quedan eximidos de otros exámenes de admisión. Lo mismo ocurre en California, donde se exime a los que finalizan en el 4% superior. En Europa, el ingreso a la universidad depende de rangos que varían entre el 50% y el 100% del rendimiento escolar del postulante.

Iniciativas similares también han prosperado en Chile, donde primero la Universidad de Santiago (Usach) y después la Universidad Alberto Hurtado bonifican la ponderación de las calificaciones de los postulantes con notas de enseñanza media en el 15% superior de su promoción.

Este sistema ha permitido reducir la deserción, el tiempo de titulación y la tasa de repetición. Hay que tener presente que ya en 1992 una comisión de expertos de ocho universidades nombrada por el Consejo de Rectores validó dichas notas como el antecedente de mayor capacidad predictiva entre los que conforman la batería de selección.

Opciones como las descritas aseguran la selección efectiva de los mejores alumnos y al mismo tiempo permiten mayor equidad al aislar en parte los factores de contexto sobrevalorados por la PSU. Esta, en promedio, sitúa a los egresados de la educación pública 100 puntos por debajo de los egresados de colegios privados.

Los resultados de la PSU están muy asociados al tipo de establecimiento, a la situación económica de la familia y al clima educativo del hogar, por lo que los puntajes terminan inevitablemente discriminando a jóvenes de gran talento educados en entornos poco favorables.

Más que seguir con la devaluación de las notas de enseñanza media, debemos asegurar que éstas permitan el ingreso a la educación superior de un mayor número de buenos estudiantes, contribuyendo a motivarlos al apreciar que sus esfuerzos para llegar a la universidad no son en vano.

Esto, que busca beneficiar tanto a los seleccionados y sus universidades -como a los liceos y colegios donde se formaron-, favorece al conjunto del sistema educativo.

http://216.72.168.173/prontus_noticias/site/artic/20050126/pags/20050126202457.html

2 comentarios:

  1. Este artículo es interesante, y por un lado estoy de acuerdo en que una prueba no mide los conocimientos, y por el otro, este artículo sugiere que debe tomarse en cuenta el rendimiento de la educación media, sin embargo, la realidad ha demostrado que no siempre el rendimiento que traen los bachilleres inciden en el nivel universitario.
    Actalmente en el bachillerato, exoneran a los alumnos de las materias que no han visto y hasta promedian sus Notas con otras que no tienen relación.
    ¿Cómo se puede confiar en esa data?
    ¿Quién contribuirá a mejorar la educación media, para garantizarle a nuestros estudiantes de los Liceos Públicos, la base mínima de conocimiento que requiere la Educación Universitaria?

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